Seguro que la mayoría de vosotros/as conocéis este tipo de muñeco, muy usado hoy en día para realizar prácticas de reanimación cardio-pulmonar pero, ¿Sabéis la historia que hay detrás de él? ¿Quién lo hizo o porque lo hizo? Pues esta es la historia.
Se podría empezar diciendo que un anestesista, un juguetero y una desconocida joven son los protagonistas de esta historia.
Todo comienza con esta desconocida joven, nos encontramos en París aproximadamente en el año 1880, un cuerpo sin vida aparece en las aguas del río Sena. Tras sacar a la joven del agua se apreció que no existían signos de violencia evidentes y sorprendió su rostro de serenidad con una ligera y enigmática sonrisa, lo que llevó a pensar a las autoridades de la época que se trataba de un suicidio. Esta enigmática joven permaneció varios días en la morgue a la espera de ser identificada por algún familiar o alguna persona que supiera la identidad de esta chica pero finalmente nadie la reclamo. Fué entonces cuando un empleado de la morgue maravillado por la expresión y la belleza de la joven decidió realizar una máscara de su rostro a la que llamó “L´Inconnue de la Seine“ es decir “La desconocida del Sena”.
Hoy en día se duda de la certeza de esta historia ya que la expresión del rostro se cree que es más propio de una persona viva que de una fallecida, a pesar de ello, esto solo fué el comienzo de esta historia.
Muchos años después y ya inmersos en el siglo XX, un anestesista austríaco llamado Peter Safar, que fué pionero en las técnicas de primeros auxilios, decidió mostrar sus técnicas de reanimación cardio-pulmonar a la mayor gente posible, además contó con la ayuda de James Elam neumólogo americano que diseñó varios aparatos de ventilación artificial y junto con Safar descubrieron lo que hoy conocemos como respiración boca a boca.
¿Pero porque decidió Safar empezar a enseñar sus técnicas? Todo ocurrió en 1966 durante un congreso, su hija de 12 años sufrió un paro cardíaco debido a una crisis de asma y aunque se le practicaron las técnicas de r
signos de muerte cerebral por lo que Safar decidió dedicar sus esfuerzos, no solo a enseñar sus técnicas a la mayor gente posible, sino a como proteger el cerebro (órgano mas afectado en caso de parada cardíaca) durante la reanimación cardio-pulmonar.
Para ello le encargó a Asmund Laerdal, un juguetero noruego y especialista en crear muñecos de plástico, un modelo para poder enseñar mejor las técnicas y pautas de resucitación. Coincidencia o no, Laerdal pocos meses antes había salvado a su propio hijo de morir ahogado realizando lo que hoy conocemos como maniobra Frente-Mentón para abrir la vía aérea, por lo que accedió gustosamente a realizar la idea de Safar.
Laerdal pensó que diseño darle a este muñeco y decidió que una figura femenina resultaría menos inquietante para los alumnos pero, ¿Y el rostro? para el rostro Laerdal se fijó en una mascara que adornaba la casa de sus abuelos y sorprendentemente esta máscara era el rostro de la joven desconocida encontrada en el río Sena casi 100 años antes.
Fue así como una desconocida joven, su rostro y su enigmática sonrisa fueron inmortalizados en la muñeca “Resusci Anne” una muñeca mas que conocida hoy en día y que muy probablemente ayudó no solo a enseñar sino a salvar millones de vidas.
Por otro lado Peter Safar, fallecido en 2003, pasó a ser el padre de la reanimación cardio-pulmonar moderna pero sin duda Elam y Laerdal jugaron un papel fundamental en el éxito de Safar.
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